No estaba equivocada
El mayor temor que asediaba a Rocío Jurado y nadie podía evitar
La cantante tenía una gran debilidad y no era su hija.A estas alturas y con solo ver los homenajes constantes que le realizan a Rocío Jurado es una certeza que su pseudónimo "La más grande" fue perfectamente bien puesto. Hace tan solo unos días se cumplieron 15 años de la ausencia física de la artista, sin embargo, su música sigue vigente y late en cada uno de los corazones de sus fieles fanáticos.
Aquellos que la conocieron personalmente destacaban que tenía un ímpetu que jamás habían visto, una fortaleza que hacía temblar cada uno de los escenarios en los cuales se presentaba y lograba adentrarse en lo más profundo de sus oyentes. No es para menos teniendo en cuenta que creció luchando por lo que quería y no se detenía hasta conseguirlo.
Así fue que desde muy pequeña la cantante decidió forjar su propio destino, se posicionó en contra de su padre y partió rumbo a Madrid en compañía de su progenitora, quien no la dejaba ni a sol ni a sombra. En la capital trabajó incansablemente en los tablaos Los Canasteros y El Duende para poder subsistir y para llevar al resto de su familia con ella.
Rocío Jurado con el tiempo se convirtió en una madre para sus hermanos y para todos aquellos que la rodeaban, por eso es que su partida significó un terrible golpe para tantas personas. Como ella no hubo ni habrá dos. Sin embargo, nadie sabía que la talentosa intérprete tenía un secreto guardado que la atormentaba constantemente.
Pero ciertas cuestiones no pueden mantenerse ocultas por mucho tiempo y, tal vez sin querer, un día la madre de Rocío Carrasco confesó su mayor temor mientras destacaba que se iba a enfrentar a la enfermedad que empañaba sus días: "Voy a luchar contra el cáncer con todas mis fuerzas. Amo demasiado la vida como para pensar en la muerte, me quedan muchas cosas por hacer".
Mi mayor miedo son a los dolores del alma que a los del cuerpo, los primeros dejan más huella, los segundos, casi siempre se olvidan.