UNA HUELLA IMBORRABLE
La historia del amor que no pudo ser de Joan Manuel Serrat que lo dejó sin previo aviso
El cantante tuvo varios idilios, pero hubo uno en particular que logró marcar su corazón.Si preguntamos a cualquier admirador de Joan Manuel Serrat cuál es su álbum favorito de toda su extensa carrera, sin titubear, la mayoría seguramente responderá que es "Mediterráneo", aquel que grabó en 1971 en un estudio de Milán, pero que se había gestado anteriormente en un hotel de Costa Brava, una zona situada al noreste de España.
En alguna de las tantas entrevistas que concedió a la prensa, el cantante confesó que cuando volvió a grabar este álbum, que marcó un antes y un después en su trayectoria, pensó en las personas que cruzan el mar en búsqueda de un mundo mejor.
Cuando se publicó este disco de Joan Manuel Serrat en 1971 fue muy bien recibido por los críticos musicales, logrando que consiguiera el primer puesto en ventas, además, la generación de jóvenes de los 70 consideraban que esta obra del artista era única, pero siempre sintieron curiosidad por saber quiénes habían sido las musas inspiradoras de tan bellas letras.
Algo que el el oriundo de Barcelona reveló tiempo después en algún reportaje. Todo había nacido a partir de las numerosas experiencias sentimentales, algunas duraderas, otras pasajeras, que tuvo el artista en su vida. Eso sí, nunca estuvo atado a ninguna mujer y siempre que habló sobre esos temas lo hizo con total discreción.
Por ejemplo, en su canción "Conillet de vellut" (Conejo de terciopelo), Joan Manuel Serrat habla del amor que sentía por una modelo que lo había cautivado, a tal punto de que en ella aportó su número de teléfono. Por esas épocas trascendió que el cantante iba a ser padre y la mujer que daría luz a su primer hijo, Queco, era aquella modelo de nombre Mercedes Doménech. Sin embargo, su relación duró poco.
Una vez finalizada esa historia, apareció en la vida del cantautor Charo Vega, la nieta de Pastora Imperio. Sus encuentros tenían lugar en Madrid pero la prensa los sorprendió en una escapada romántica en Marbella. Pero Serrat, aparentemente, no tenía intenciones de estar atado de por vida a ella y esa historia también terminó.
La persona que probablemente haya dejado una huella imborrable en Joan Manuel fue Marisol, más conocida como Pepa Flores, quien acababa de separarse de Carlos Goyanes. Serrat y ella tenía su nidito de amor en un apartamento ubicado detrás del Camp Nou. Allí vivieron una historia de amor apasionada que duró pocos meses. Ella no podía quedarse mucho tiempo en la ciudad porque debía cumplir con sus compromisos artísticos.
Y a pesar de que Marisol quería formalizar la relación, Serrat estaba en pleno vuelo y poco a poco lo fue demostrando. Aunque a ella le dolió mucho separarse de ese hombre al que amaba y también admiraba, lo comprendió. De aquel idilio, surgió una de las canciones más bonitas del artista: "Tu nombre me sabe a hierba".