Infanta Cristina
El error de la Infanta Cristina e Iñaki que sus hijos jamás van a perdonarles
Lo cuatro jóvenes quedaron en medio de esta situación.La separación entre la Infanta Cristina (57 años) e Iñaki Urdangarin (55 años) era algo casi cantado. Hacía años que no se los veía unidos, pero eso no impidió que ella se sintiera muy mal al verlo con otra mujer, sobre todo porque aquello significaba una humillación pública de la que tenían que hacerse cargo como Familia Real.
Desde entonces, la vida de ella ha continuado a cargo de su hija menor, Irene. El resto ya no están protegidos por la minoría de edad, por ende, cada vez que la Infanta Cristina da alguna exclusiva, son ellos los primeros expuestos. Sobre todo porque aún no existen acuerdos del divorcio con Iñaki Urdangarin, que no deja de ser polémico.
Desde que salieron a la luz las fotos en la playa del exbalonmanista y Ainhoa Armentia, que tanto él como la hija del Rey Juan Carlos se han llamado al silencio, más allá, por supuesto, de lanzar el comunicado oficial. Pero eso solo logró una cosa, que los hijos mayores del matrimonio hayan estado aún más expuestos al agobio de las preguntas de la prensa. El que se llevó la peor parte es claramente Pablo Urdangarin.

Un silencio que lastima
Entre todos los hijos de Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina, Pablo es el más mediático, ha seguido los pasos de su padre y se convirtió en un jugador de balonmano en el Fútbol Club Barcelona. Al comienzo de la separación, él aparecía como el principal portavoz de sus padres: "Son cosas que pasan en todas las familias".
Toda la prensa sabe cómo ubicar a Pablo Urdangarin, quien, además, es jugador de la selección española, así que le es imposible desmarcarse de las preguntas de los reporteros. Algo que él todavía no ha podido confesar es el acuerdo que al parecer mantienen la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin de por qué los hijos aún no conocen a Ainhoa Armentia, la nueva pareja de su padre.

El gran problema del silencio de la hermana del Rey Felipe y su exmarido es que, al no tener diálogo sobre esto con sus hijos, en algún momento ellos podrían enterarse de ciertas situaciones por la prensa y no por boca de sus propios padres. La realidad es que al menos Pablo ya se está cansando del agobio de tener periodistas todo el tiempo agolpados en sus puertas y se muestra más intolerante que al comienzo que parecía muy simpático.
En lo que sí están de acuerdo
La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin tiene en clara una sola cosa, no quieren que sus hijos anden por la vida sin un futuro profesional. Por eso es que están tan tranquilos con los tres mayores, aunque un poco angustiados con Irene, quien da muestras de querer seguir los pasos de su prima, Victoria Federica, como influencer.