La persona a la que Rocío Jurado le entregó su amor pero a cambio solo recibió dolor

La vida de Rocío Jurado estuvo llena de idas y vueltas, las personas la adoraban y cualquiera habría querido ser su amigo, pero a pocos ella les abría su corazón. Uno de sus grandes confidentes y guardián de sus secretos fue el diseñador colombiano Carlos Arturo Zapata, y no existía distancia que los separase para contarse sus aventuras.

La conoció cuando se hospedaba con una amiga en el Hotel Intercontinental de Cali, allí quisieron ir a saludar a José Ortega Cano y se encontraron con ella, la química fue inmediata, Rocío Jurado estaba por lanzar "Como las alas al viento” y le pidió a Carlos que le enviara algunos bocetos con sus diseños.

La distancia complicó un poco las cosas pero el llamado llegó y la más grande le pidió 15 trajes en tan solo unas semanas. Así comenzó el vínculo y la confianza no hizo más que aumentar, tanto que hasta le pidió uno de los diseños más importantes de su vida, el de su boda con José Ortega Cano, el 17 de febrero de 1995 en Yerbabuena.

Desde entonces que Carlos Arturo Zapata y Rocío Jurado fueron casi inseparables, a él le tocó acompañarla en varios dramas, el más fuerte de su vida eran los conflictos con Rocío Carrasco, su hija que en ese momento mantenía rebeldías de adolescente. Sin embargo esta niña era el ojito derecho de su madre y le ganaba por sentimentalismo.

La persona por la que más ha llorado Rocío es por su hija. Sufría por lo de Antonio David y por muchas cosas: que se fuera a Argentina nada más cumplir los 18 años, el escándalo de la multa, el embarazo, luego el divorcio, el accidente

El mismo colombiano confesó que si hoy Rocío Jurado  estuviera viva sufriría bastante con todo el conflicto que existe en su familia, sobe todo por el distanciamiento que mantiene Rocío Carrasco con sus propios hijos, Rocío y David, como con sus hermanos, Gloria Camila y José Fernando. La más grande era la que unía y servía de núcleo de todos.