Todo tiene su razón de ser

El fascinante personaje que se encuentra detrás del colosal éxito de las obras de Joaquín Sabina

El cantautor de Úbeda siempre demostró su devoción hacia los grandes.
lunes, 9 de agosto de 2021 · 04:15

Joaquín Sabina es por excelencia uno de los cantantes y poetas españoles que grabó sus letras a fuego en las memorias de sus fieles oyentes de todos los tiempos, aunque pasen los años y las décadas, su arte sigue siendo considerado como una joya invaluable y difícil de igualar por más que quieran imitarle, pues como él solo existe uno.

Lo cierto es que no solo su particular barítono (voz masculina media cuya tesitura se encuentra ubicada entre el bajo y el de un tenor) es lo que lo llevó a la cima de la fama, el contenido de sus canciones fueron aún más cautivantes, la particularidad de mezclar el romanticismo con la ironía y como frutilla del postre agregarle una crítica a la realidad social es solo algo que el célebre Joaquín Sabina puede conseguir.

Al pintor español se le atribuyen, nada más y nada menos que, 350 canciones hasta el día de hoy. En la creación de cada una de sus obras contó con el particular apoyo de Pancho Verona, juntos forman un dúo profesional que podría considerarse como "incomparable", no obstante, existe alguien más que estuvo detrás del éxito de Joaquín Sabina.

Los grandes artistas tienen ciertas fuentes de inspiración, por ejemplo, Joan Manuel Serrat se basó en las obras de poetas tales como Federico García LorcaPablo NerudaAntonio Machado o su fiel confidente y acompañante en el mundo artístico, el gran Mario Benedetti. En esta misma línea Joaquín Sabina se inspiró de los escritos de un poeta argentino.

Su nombre era Raúl González Tuñón, de acuerdo a las personas del círculo exclusivo al cantante, su conexión con el periodista había sido casi de película. Según trascendió, Joaquín Sabina se encontraba paseando por las calles de la gran Buenos Aires cuando se topó con las obras del poeta en una vieja librería, desde aquel momento el argentino se convirtió en su guía y consejero para crear sus maravillosas canciones.

"Y aquí entra, sombreros fuera, González Tuñón, bendito sea; porque uno, en su ignorancia bautismal, ni sabe ni quiere saber cuáles son los mecanismos sutiles y misteriosos por los que un racimo de versos imborrables queda tatuado a fuego en la memoria de los veinte años como jamás, por sublime que fuera, lo haría después otro poemario", escribió el jienense en una oportunidad.

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