Qué pensará Candela Tiffón

La mujer por la cual Joan Manuel Serrat habría querido superar a Leopoldo Pomes

El cantante estaba perdidamente enamorado de ella.
jueves, 25 de marzo de 2021 · 04:45

El triángulo amoroso protagonizado por Joan Manuel Serrat, Charo Vega y Lolita Flores continúa sonando con fuerza dentro de los medios españoles, convirtiéndose en uno de los dramas amorosos más famosos en la historia del espectáculo local; lo que quizás casi nadie sabe es que además de ser la manzana de la discordia de estas dos privilegiadas damas, también le tocó estar del otro lado del cuento en alguna ocasión.

Durante sus años de juventud, el cantante gozó de una innegable fama de conquistador entre las féminas de la época, siendo su actual esposa, Candela Tiffón, la que finalmente poseería su corazón hasta que llegue el último día. Sin embargo, antes de coincidir con ella, existió otra mujer que puso su mundo de cabeza.

Susan Holmquist.

Se trataba de la modelo danesa, Susan Holmquist, de quien Joan Manuel Serrat se llegó a enamorar perdidamente. La mujer adquirió reconocimiento en España y todo el continente europeo al coronarse como “Miss Naciones Unidas” durante un concurso celebrado en Mallorca.

La belleza de Holmquist no tenía comparación y el músico sería el que más la idolatró a principios de los años 70, considerándola incluso como la mujer de su vida. La de Dinamarca, por otro lado, no parecería corresponder con esa intensidad a Serrat, ni siquiera cuando este decidió jugar su mejor carta.

Ese mismo año, el de Barcelona compuso “Conejito de Terciopelo”, una magistral obra que plasmó los sentimientos platónicos entre él y su divino tormento, que para ese entonces era usual verla acaparar las portadas de revista y hasta del libro de Juan Marsé, “Últimas Tardes con Teresa”. Leopoldo Pomes, por otro lado, trabajó capturando con su cámara el lado más intimo de los artistas.

La fotografía es un arte. Antes de que pase un mes, seré mejor que Pomés. Ya sabes dónde me encontrarás.

Cantó Joan Manuel Serrat, despertando la inquietud del público por su referencia. La mención al fotógrafo no fue el único hecho curioso de esta seductora canción, pues en un intento desesperado por poder contactarse con su musa, el poeta desveló su verdadero número telefónico y la ola de llamadas que recibió –ni una de Susan– le obligó a cambiarlo de inmediato.

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